El impacto que ejerce la Sierra Madre Occidental sobre los elementos del clima es central. Su flanco oeste se ve afectado por vientos contralisios fríos y secos en invierno, y húmedos en verano; éstos transportan las brisas del Pacífico que llevan humedad al flanco, al igual que las lluvias de relieve. En la cumbre de la sierra el clima es semifrío, subhúmedo, con vientos irregulares que producen lluvias en otoño e invierno. En el flanco este los climas son templados subhúmedos; en valles y llanuras los climas son templados secos. En verano, y ocasionalmente en otoño, reciben lluvias de tipo convectivo y de relieve.

La región está dividida por ríos de la vertiente del Pacífico, que drenan importantes áreas agrícolas de la entidad y estados vecinos.

La mayoría de los suelos son pedregosos; se localizan litorales (suelos de piedra) en cañadas y depresiones. La parte superior de las mesas están cubiertas por regosol, suelo suelto que cubre a la roca madre, y el suelo castaño, rico en materia orgánica que se encuentra en valles y llanuras orientales.

Los problemas de la vegetación perjudican directamente a la fauna silvestre, pues varias especies animales y vegetales han disminuido, emigrado o desaparecido. La caza y pesca, como actividades comerciales o "recreativas", también influyen en la disipación de especies importantes.

Al aumentar el grado erosivo, se origina el azolve de obras hidráulicas, ríos y lagos, convirtiendo sus aguas, antaño cristalinas, en fangos inútiles para el consumo, que causan la muerte de peces, otras especies de animales y vegetales. El comercio de aves canoras y de ornato, así como la caza de aves de presa -águila, halcón y gavilán-, acaban con depredadores de insectos y roedores que, al proliferar, se convierten en plagas para la agricultura.

Poco se ha hecho para cuidar y propagar la fauna durangueña; nuestro descuido ha ocasionado la extinción del jaguar, la zorra del desierto, el oso gris, el ave carpintero imperial, y ha puesto en peligro de existencia al lobo mexicano, la tortuga del desierto y el águila real. Así, es urgente realizar actividades orientadas a preservar estos legados de la naturaleza.

En Durango, la gran variedad de tipos de vegetación se debe a sus diferentes condiciones fisiográficas y climáticas. Los principales tipos de vegetación son: matorral xerófico, pastizal, bosques de encino, bosques de coníferas, bosques mesófilo de montaña, bosque espinoso, bosque tropical caducifolio, bosque tropical subcaducifolio, vegetación acuática y subacuática, así como vegetación halófila o de áreas salinas.

La cubierta vegetal es imprescindible para nuestra sobrevivencia, ya que suministra oxígeno, regula el balance hidrológico de los ecosistemas y protege el suelo contra erosión. Además de ser el hogar de la fauna silvestre y de constituir un importante elemento recreativo, ofrece innumerables beneficios materiales: madera, celulosa, resina y otros productos de los bosques. Los pastizales son el soporte de la ganadería y otros tipos de vegetación; proveen de materia prima para fabricar diversos productos domésticos e industriales, además de alimentos y medicinas.

Estos problemas nacen de la alteración en la relación hombre y medio. El medio es todo aquello que nos rodea: es el conjunto de elementos naturales y sociales. La extensión estatal y la diversidad de recursos hacen a Durango atractivo para su poblamiento. Los asentamientos humanos han crecido y se han multiplicado las necesidades de todo género; para satisfacerlas se recurre a los elementos naturales: agua, suelo, vegetación, minerales, rocas y fauna.

Todos ellos son materia prima para las actividades económicas en la entidad: agricultura, ganadería, silvicultura, minería, turismo, industria y otras que, junto con las actividades sociales, emplean por lo menos uno o dos recursos naturales. Su uso es indispensable, pero también lo es su conservación.

Cuando existe sobreexplotación se altera el ambiente, originando problemas de orden biológico, físico, químico y socioeconómico. Ésto debe evitarse buscando el equilibrio de las relaciones entre el hombre y la naturaleza.

Tiene amplios y alargados valles y llanuras, o bolsones, limitados por las montañas que forman sierras bajas de las estribaciones de la Sierra Madre Oriental.

La superficie está dividida por los ríos Peñón Blanco, Ojo Caliente-Santa Clara, ambos afluentes de los ríos Nazas y Aguanaval de la vertiente interna. El clima varía de acuerdo con la distancia de la sierra. El semiseco templado, con lluvias de verano, bordea el pie de la sierra; el seco semicálido, con escasas lluvias en verano, afecta a la región lagunera. Los vientos alisios son dominantes y aportan humedad en verano, soplan de noroeste a sureste y ocasionan las lluvias en esta parte del estado.

Los suelos son pobres en materia orgánica, pedregosos y de colores claros, son comunes el castañozem, al pie de la sierra, el fluvisol (suelo de río) en los abanicos aluviales y áreas de inundación, el rendsina, suelo poco profundo que descansa sobre roca caliza, y los xerosoles, suelo seco de las zonas áridas.

Los ecosistemas son homogéneos. La fauna de la zona semiárida es noctámbula; como las exhibidas. Los bosques de encino y cedro se mezclan con pastizales; a su vez, son sustituidos por matorrales de tipo desértico hacia el oriente, a medida que disminuye la precipitación y aumenta la temperatura.

A continuación se presenta el corte del relieve topográfico del estado de Durango, donde se muestra la gran variedad de fauna y vegetación de cada una de las cuatro regiones en que se divide:

1. Región de las Quebradas
2. Región de la Sierra
3. Región de los Llanos
4. Región Semidesértica