Sala de Arqueología 1

En la región de Durango tenemos evidencias de la presencia del hombre desde épocas que se remontan a la prehistoria, con grupos que corresponden a las Culturas del Desierto, ubicadas al Noreste del Estado, el Complejo Caracoles y Rancho Weicker, hacia la sierra. El proceso de sedentarización se da con el cultivo de maíz, frijol y calabaza, entre el 500 a 200 a.C.

La cultura Loma San Gabriel (50 a.C. - 100 d.C.) nos dejó numerosas evidencias en Villa Ocampo, Guanaceví y otros lugares. Hacia el 500 se advierte influencia de Mesoamérica en los grupos de la entidad, en sitios como La Ferrería, El Zape y otros, época en que debió haber un intenso intercambio comercial.

En las salas de arqueología se expone una importante colección de materiales arqueológicos en cerámica, lítica, metal, fibras naturales, etc., representativas de los grupos que habitan esta región.

Culturas del desierto

Culturas del desierto

En la parte semidesértica, al noroeste de Durango, se han localizado evidencias de grupos que lo habitaron entre el 6 mil a.C. y principios de nuestra era, conocidos como "culturas del desierto", representadas por grupos que basaban su economía en la recolección, caza y pesca.

Su organización se apoyaba en la familia, formando pequeñas bandas nómadas; el chamán o brujo atendía los aspectos religiosos y era el intermediario entre los espíritus y los hombres. Asimismo, estos grupos aprovechaban como habitación las cuevas y los abrigos naturales.

Las evidencias consisten en piedras de molienda, raspadores, cuchillos, puntas de proyectil y algunos restos de materiales orgánicos como sandalias, textiles, cestos, cordeles, madera y hueso, rescatados de cuevas donde depositaban a sus muertos. Se han reconocido algunos sitios de estos grupos en los municipios de Mapimí (Cueva de la India), Cuencamé (Cueva de Huarichi) y Peñón Blanco (Cerro Blanco de Covadonga).


Época prehistórica

Época prehistórica

En la región de Durango se han encontrado evidencias de la presencia del hombre, desde fines del periodo pleistoceno y principios del holoceno, entre 16 mil y 14 mil a.C., aproximadamente, tomando en consideración algunos vestigios rescatados en el rancho Weicker, hacia la Sierra Madre Occidental, donde se encontró una punta de proyectil del tipo "clovis" que pudo haber pertenecido a grupos primitivos de cazadores-recolectores.


Arte rupestre

Arte rupestre

Desde épocas remotas, posiblemente desde los primeros momentos de la penetración del hombre al continente americano a través del estrecho de Behring, hace unos 40 mil años, el hombre dejó algunas evidencias de su presencia mediante dibujos, pinturas y grabados en grandes rocas, así como en paredes y techos de algunas cuevas y barrancos; posiblemente fue un arte rupestre con fines indicativos, mágico-religiosos y astronómicos. En la región de Durango son numerosos los sitios con este tipo de evidencias, que cronológicamente se ubican desde momentos muy tempranos hasta aquéllos que corresponden a la época de la presencia europea.

Las representaciones y el contenido de este arte son muy variados; desde el naturalista representando plantas y animales, hasta el diseño abstracto de formas y figuras fantásticas. Estas manifestaciones comprenden los petroglifos o grabados, y las pinturas que forman grandes murales realizados a base de pigmentos.


Periodo de sedentarización

Periodo de sedentarización

Las sociedades primitivas de Durango tenían una cultura de caza-recolección, pero alrededor del 500 d.C., la influencia de los pueblos mesoamericanos del altiplano de México introdujo la alfarería y el cultivo de maíz. La agricultura primitiva marcó el primer paso hacia la sedentarización o el establecimiento de las primeras moradas fijas, que dieron origen a las aldeas o ranchos.

El fenómeno se llevó a cabo a lo largo de la Sierra Madre Occidental, principalmente en las áreas fértiles a orillas de los ríos. No todos los indígenas adoptaron este patrón cultural; algunos grupos prefirieron las altas mesetas de la sierra y continuaron llevando una vida trashumante.


Cultura Loma San Gabriel

Cultura Loma San Gabriel

El proceso de sedentarización en la región de Durango se inicia por el 500 a.C., con el conocimiento del cultivo de algunas plantas como el maíz, el frijol y la calabaza. Así surgieron algunos asentamientos en la Sierra Madre Occidental, que más tarde constituyen la cultura Loma San Gabriel, de influencia mesoamericana con poblados permanentes.

Hacían sus chozas de materiales perecederos; elaboraban cerámica de color café y gris, algunas con sencillos diseños en color rojo; cuentas para collares, malacates y figuritas. Tenían piedras para molienda, hachas, cuchillos, raspadores y puntas de proyectil, hechas con materiales locales como la riolita, pedernal y obsidiana. Su organización fue tribal y su religión se basaba en el totemismo. Tenemos evidencias de estos grupos en Villa Ocampo, Santa María del Oro, Guanaceví, Tepehuanes, Santiago Papasquiaro, Canatlán, El Mezquital y municipio de la capital.

Destacados

Algunas obras y piezas características de esta sala.

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