Sala de Independencia y Reforma
El periodo independiente (1810-1824) puede considerarse parte de un proceso más amplio se extendió hasta 1890, caracterizado por la desaparición paulatina de ciertos rasgos del sistema virreinal, y el surgimiento de los elementos esenciales de la sociedad capitalista y del Estado moderno.
En Durango se dieron cambios muy significativos en la legislación, las formas de gobierno, los límites territoriales y en la injerencia económica y política de la Iglesia. Asimismo, el desarrollo minero, comercial e industrial lo convirtió en un importante espacio de intercambio con españoles, alemanes e ingleses.
Como en el resto del país, este periodo se caracterizó por las insurrecciones indígenas, entre las que destacan la de Taxicaringa, cuyos pobladores acabaron con una partida de realistas, y la de San Francisco de Lajas, que apoyó a las fuerzas insurgentes.
Población y clases sociales
A fines del siglo XVIII y principios del XIX, únicamente 10% de la población habitaba el del norte del país. Los españoles peninsulares eran el grupo más reducido, que detentaba el poder económico y los principales cargos públicos. Un pequeño sector criollo era el de los mineros, comerciantes y agricultores, mientras los mineros medios, rancheros y propietarios urbanos ejercían, hasta las reformas borbónicas, puestos administrativos en las ciudades y villas. Este último sector comprendía también a los sacerdotes, abogados y militares, entre los cuales existían ideólogos y caudillos del movimiento de independencia.
En el norte la población tendía a ser blanca. La mayor parte pertenecía a la clase trabajadora y detentaba los puestos intermedios de dirección y confianza. Por su parte, los indígenas "bravos", los recién convertidos y los "indios de paz", trabajaban en la agricultura y en las minas, ranchos, haciendas, misiones y presidios. El grupo más importante fue el de los tepehuanes.
Guadalupe Victoria
Primer Presidente de México. Su nombre era José Ramón Miguel Adaucto Fernández y Félix. Nació en la población de Tamazula en el estado de Durango el día 15 de septiembre, de 1786. Sus padres fueron don Manuel Fernández y doña Alejandra Félix. A temprana edad quedó hérfano y se acogió a la protección de su tío don Agustín Fernández, párroco del lugar. Su niñez y adolescencia la pasó dedicado a las actividades del campo manifestando frecuentemente su deseo de estudiar. Como su tío se negó a darle educación, sin su consentimiento y con la ayuda de 8 pesos que le proporciona su hermana Idelfonsa, José Miguel abandona el lugar natal para trasladarse a la capital del Estado. Llega sin recursos a Durango pasando la primera noche en los portales del Convento de San Francisco, presentándose al siguiente día al rector del Seminario, quien en vista de la situación e insistencia de aquel jóven, lo alojó provisionalmente en la portería del convento y días después en su propia celda. Cabe destacar que a nuestro biografiado, se le permitió alojamiento precisamente entrando al edificio central a mano izquierda, donde una placa de bronce atestigua este hecho histórico. El entusiasmo, dedicación e inteligencia demostrada por el muchacho hicieron que el propio rector del Seminario de Durango lo enviara a México para continuar sus estudios en el Colegio de San Ildenfonso.
Los éxitos militares del Gral. Morelosm impresionaron a José Miguel Antonio Fernández Félix y se incorporó al ejército insurgente, cambiando su nombre por el de Guadalupe Victoria. Guadalupe por el nombre de la virgen patrona del ejército al que se incorpora y Victoria porque dado el ideal por el que se luchaba, él estaba seguro de alcanzarlo. En la toma de Oaxaca el 25 de noviembre de 1812, entra a la historia de México definitivamente cuando al escuchar los repiques de campanas en la catedral como señal de que Galeana y Matamoros ya habían tomado sus objetivos, Guadalupe Victoria impaciente por reunirse con sus compañeros y tomar aquel fortín protegido por un tajo con agua parecía imposible de dominar, arrojó su espada al otro lado diciendo: "...Va mi espada en prenda, voy por ella..." Al mismo tiempo que a nado cruzaba aquel foso ante una lluvia de proyectiles enemigos. La tropa al mirar el ejemplo de su jefe, hicieron lo mismo y los soldados realistas huyeron al sentir el empuje del valor insurgente. Al triunfo del Plan de Iguala don Guadalupe se incorpora al movimiento político del país. Su condición de viejo insurgente, lo hace antipático Iturbide que lo persigue y encarcela. Se evade apoyando el movimiento que desconoce al emperador y dada la simpatía como leal y viejo luchador por la causa de la independencia, llega a ser nombrado diputado por Durango. Al derrocamiento de Iturbide, Victoria, junto con Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete formaron el triunvirato en el que se residía el poder ejecutivo. Al elegirse la persona que regiría el destino de la naciente república, don Guadalupe Victoria fue electo primer presidente de México.
Tomó posesión del cargo el 10 de octubre de 1824. En el discurso pronunciado en esa fecha entre otras cosas dijo: "La independencia se afianzará con mi sangre y la libertad se perderá con mi vida". En su periodo gubernamental organizó la Administración Pública. El 18 de noviembre de 1825 rindió al Castillo de San Juan de Ulúa, último reducto español.
Abolió definitivamente la esclavitud en suelo mexicano. Varios países extranjeros reconocieron la independencia de México. Se firmó un tratado comercial con Gran Bretaña. Fundó el Museo Nacional. Impulsó la educación en diversas formas. Decretó la expulsión de los españoles que se oponían a la independencia. Hizo frente al célebre motín de "La Acordada". Concilió los intereses ideológicos encontrados que eran producto de luchas anteriores. Muere el 21 de marzo de 1843 en Perote, Veracruz.
El Congreso de la Unión lo declaró "Benemérito de la Patria" el 21 de agosto de 1843. En 1863 sus restos fueron trasladados de Perote a Puebla por el general Alejandro García. En 1925 por orden del Presidente Alvaro Obregón sus restos fueron depositados en la Columna de la Independencia. Por decreto No. 286 de fecha 8 de abril de 1965 fue escrito su nombre en el recinto oficial del Congreso del estado de Durango como un homenaje del pueblo y gobierno de la entidad.
José María Patoni Sánchez
General del ejército republicano, nació en Guanaceví, Durango. En 1858 participó en la toma de la ciudad de Durango y al año siguiente ocupó el gobierno interino del estado. En 1862 participó en la batalla de Puebla y dos años más tarde se incorporó a las fuerzas del general Jesús González Ortega; fue derrotado en las llanuras de Majoma protegiendo la retirada de Benito Juárez al norte.
Posteriormente, Patoni operó en Chihuahua y Sinaloa. Se opuso a la reelección de Juárez y fue destituido. En agosto de 1868 murió fusilado en la ciudad de Durango.
Francisco Zarco Mateos
Nacido en la ciudad de Durango, estudió leyes y se dedicó al periodismo desde temprana edad. Dirigió el periódico Las Cosquillas y colaboró en El Siglo XIX. En 1856 fue electo diputado al Congreso Constituyente, desde donde combatió las ideas del Partido Conservador. Ministro de Relaciones en 1860, renunció al año siguiente para dedicarse al periodismo. Acompañó a Juárez durante la intervención francesa, y a su muerte el Congreso de la Unión lo declaró "Benemérito de la Patria".
Desarrollo económico en el siglo XIX
Minería
Con el movimiento independentista, la economía del estado, principalmente minera, se vio seriamente afectada por la falta de
insumos para la extracción y beneficio de los minerales, debida al retiro de ricos mineros españoles.
Tras la consumación de la independencia inició una nueva etapa de prosperidad para la minería en Durango, mediante el establecimiento de decretos, concesiones, privilegios y exención de impuestos al gobierno y a empresarios nacionales y extranjeros. Bajo el nombre de Compañía Mexicana Unida de Minas, empresarios ingleses comenzaron a explotar el mineral del Cerro de Mercado, estableciendo la primera fundición a orillas del río Tunal con el nombre de Ferrería Piedras Azules.
Industria
Para esta época, la actividad industrial no tuvo mayor relevancia en Durango. A mediados del siglo XIX se instaló la primera
industria textil, gracias a la convergencia de capitales nacionales y extranjeros para la adquisición de maquinaria y
tecnología especializada.
Esto sólo se pudo lograr mediante la Sociedad Anónima, entidad económica que revolucionó la economía en Durango, siendo de renombre las que se dedicaron a la fabricación de hilados y tejidos, como El Tunal, Belén, La Constancia, La Confianza y otras.
Casa de Moneda
Después de la declaración de Independencia, la inseguridad de los caminos generó en Durango una alarmante falta de moneda,
por lo que se estableció en 1811 la Real Casa de Moneda que, con el nombre de Nueva Vizcaya, acuñó monedas de plata de ocho
reales. Estaba ubicada en la esquina de Apartado y Calle Principal (hoy 5 de Febrero), y funcionó hasta 1895.
Comercio
En Durango, la actividad comercial se convirtió en la base de un febril movimiento especulativo de capitales, encaminado a
las actividades más rentables como el préstamo con intereses, la minería, la industria textil y otras. Al contar con el
apoyo del estado, generó una gran concentración de capitales en manos de pocas familias.
La Iglesia católica
Fue una de las instituciones más fuertes de Durango, dueña de gran cantidad de casas y terrenos, hasta que su poderío se
vio limitado por la ley de desamortización y nacionalización de sus bienes. A la par, surgieron sociedades de crédito,
prestamistas y especuladores, y hacia 1891 se establecieron los bancos.
La economía usuaria fue la causa de la concentración de inmensas fortunas y grandes extensiones de tierra, como es el caso de don Juan Nepomuceno Flores y Alcalde, quien acaparó enormes riquezas.
El Estado del norte
En 1823, la Nueva Vizcaya se dividió en dos entidades: Durango y Chihuahua, integrándose un año después Durango, Chihuahua y Nuevo México, para conformar el Estado del Norte. Tras la Constitución de 1824, se creó por decreto el estado de Durango.
La Carta Magna de 1857 señaló los cambios en la política mexicana. Sin embargo, Durango se aferró al régimen conservador y provocó una revuelta encabezada por bandidos llamados "los tulices". Esta vieja pugna entre liberales y conservadores daría un viraje total con la intervención francesa. La ciudad de Durango se rindió al ejército del general L'Heriller.
El general José María Patoni mantuvo el ideal republicano hasta que el ejército francés abandonó el territorio durangueño. Al triunfo de la República se restauró el gobierno liberal, al mando del general Francisco Ortiz de Zárate. Si bien la economía estatal había sido profundamente afectada por las continuas guerras, la minería y la ganadería tuvieron un crecimiento notable.
Gobierno y administración
La participación de Durango en el movimiento de independencia fue limitada, aunque hubo valientes caudillos antirrealistas como Aguilar de los Reyes, Andrés Barraza y otros indígenas, los cuales formaron parte de las malogradas sublevaciones. Entre los héroes insurgentes destaca el general Guadalupe Victoria, quien ocupó el cargo de diputado por la Nueva Vizcaya y, a la caída del imperio de Iturbide, fue el primer presidente de la República mexicana (1824 a 1828).
Al triunfo del movimiento independentista siguieron las luchas internas por el poder entre conservadores y liberales. En 1826 se llevó a cabo el primer proceso electoral en Durango, resultando triunfador Santiago Baca Ortiz; los gobiernos posteriores se caracterizaron por su marcada inestabilidad.
La educación
La inexistencia de escuelas laicas y oficiales provocó que en Durango la educación se mantuviera en manos de la Iglesia hasta la creación, en 1856, del Colegio Civil del estado.
La necesidad de teóricos de la legislación en Durango permitió la apertura, en 1833, del Colegio de Abogados y, en 1855, de la Escuela de Derecho, que tenía ya un antecedente en el Seminario Conciliar. En 1842 se creó una Compañía Lancasteriana, con el nombre de Subdirección de Educación Primaria del Departamento de Durango, sujeta a la matriz establecida en la capital de la República, la cual disfrutaba "de facultades muy amplias en el ramo de su inspección: practicaba cuanto concernía al gobierno económico y directivo de las escuelas". La escuela durangueña funcionó con este sistema hasta 1872.